Margarita Álvarez, deconstruyendo la Felicidad


Margarita Álvarez, deconstruyendo la Felicidad: La tecnología es un elemento neutro que abre puertas que no hubiéramos pensado nunca

Pero es una herramienta: la tecnología ni suma ni resta. Lo que suma o resta es cómo la utilizamos. Y cuando lo hacemos mal, el efecto más directo es sobre nuestra autoestima. Y, como consecuencia, sobre nuestra felicidad.

Euforia y placer se confunden. Inmediatez de las redes sociales, placer instantáneo, recompensas muy rápidas. Cuando esto desaparece, se generan esas distorsiones entre la realidad y la vida virtual.

“Y si para los adultos es complicado, para los más jóvenes hacer esta diferencia lo es aún más”

En un mundo hiperconectado, la felicidad que se proyecta está desvirtuada: vidas idílicas, cánones de belleza exigentes e irreales.

Las redes sociales son escaparates donde el usuario decide hasta dónde exponerse, no son la vida real. La identidad digital puede perjudicar nuestra salud.

“Porque la vida de otros en las redes sociales siempre nos puede parecer mejor a la nuestra”

Una identidad digital sana desde la naturalidad y la autenticidad. Basada en el sentido común. Analizando, no copiando o pensando a qué o a quién tenemos que parecernos. Pensando qué nos puede aportar o cómo nos pueden afectar las cosas que hacemos, así como la huella que dejamos. En otras palabras, siendo nosotros mismos con nuestros puntos fuertes y débiles.

“Una identidad digital sana se forja compartiendo lo que tú eres, lo que sabes y lo que conoces”

La felicidad es volver a los básicos, valorar pequeñas cosas, celebrar

Cuidar las relaciones reales,  amigos, familia, valorar momentos y cuidar a nuestra gente. 

El objetivo del ser humano es la felicidad. Quién lo diría teniendo en cuenta la cantidad de trabas que nos ponemos, desde recursos tecnológicos que volvemos en nuestra contra hasta comparaciones traicioneras con las que nos fustigamos. Pero del mismo modo que hemos desenfocado la realidad, podemos volver a enfocarla a través de esas mismas herramientas que nos han traído hasta aquí. Redes sociales, tecnología, interacciones virtuales, contenido web... Un universo del que nutrirse, del que extraer entretenimiento, educación y valores.

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