Valmir Martins de Oliveira: ¿Cuántos goles serán marcados para la sostenibilidad en la Copa Mundial de la FIFA Brasil 2014?
Es indiscutible el rol importante y la gran oportunidad de un evento
mediático, especialmente cuando se habla del popular y amado fútbol, para
llevar algunas lecciones de cómo gestionar los impactos sociales y ambientales.
La FIFA lanzó rápidamente sus directrices a través del documento Estrategia de Sostenibilidad1 y no es para menos, ha aprovechado bien para basarse en los temas y principios de la norma ISO 26000.
Hasta ahí todo es muy bonito y dentro de lo que se espera de un buen discurso políticamente correcto asociado a la promesa de entrega de un reporte de sostenibilidad.
El documento además destaca quiénes son los stakeholders “principales”:
la propia FIFA (¿interesante, no?)
Comité Organizador Local
Gobierno Federa
ciudades-sede
alianzas comerciales
autoridades por los estadios
prestadores de servicios
y proveedores.
Y clasifica como “otros actores”:
los espectadores
ONG
comunidades locales
Confederación Brasileña de Fútbol (CBF)
y organizaciones multilaterales de desarrollo.
Adicionalmente, considera también la postulación de los estadios a la certificación internacional del Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), considerando sus construcciones más eficientes y amigables con el ambiente, como también el programa para neutralizar las emisiones de carbono relacionadas con los viajes, señalizados como ejemplos de que este Mundial podría tornarse una referencia de sostenibilidad para futuros eventos deportivos.
Son aspectos de inversiones que deben ser traducidos en la promoción de una imagen positiva de Brasil y crear bases sostenibles que serán proporcionadas por el evento.
Hay una expectativa de recibir entre 500 mil y 600 mil turistas extranjeros para la Copa y mover millares de brasileños por las ciudades-sede, siendo posible vislumbrar un real impacto en la potencialidad turística y la generación de trabajos.
A pesar de la interesante iniciativa del Instituto Ethos llamada “Juegos Limpios” que busca monitorear la transparencia de la cuentas públicas sobre el presupuesto del referido evento, los gastos excesivos y sobre-costos de los estadios que han exigido la inversión de más y más presupuesto público, la exención de la FIFA en pagar impuestos, los déficits sociales en la área de educación, salud, transporte y seguridad, fueron entre otros motivos impulsores de las protestas masivas que tuvieron lugar en todo Brasil en junio de 2013 en ocasión de la Copa de las Confederaciones.
Para el Mundial, la expectativa es que la dimensión de las manifestaciones populares y amenazas de huelgas sean multiplicadas, en las ciudades-sede.
Según la más reciente encuesta de Datafolha, menos de la mitad de los brasileños (48%) están a favor de la realización del Mundial en su país, considerando que en 2008 era de 79%.
También apuntó que solo 31% cree que habrá beneficio de retorno a la sociedad.
Una radiografía nada positiva para un evento de gran relevancia.
Ni los íconos del deporte escaparon a las críticas sobre sus declaraciones nada amigables a este escenario: Ronaldo reiteró que en “un Mundial de fútbol hacen falta estadios, no hospitales”;
y por otro lado Pelé, al ser cuestionado sobre la muerte de obreros en la construcción de los estadios, declaró que “es normal, son cosas de la vida”.
Estos son solo algunos de los elementos que muestran parte de la realidad oculta tras la alegría del deporte.
El enfoque para los estadios y la falta de comunicación y transparencia han afectado mucho la credibilidad del evento y especialmente han desgastado el capital político del actual gobierno.
Si las directrices de organización del evento están alineadas a los principios de la norma ISO 26000, ¿cómo se irá a reportar sobre los intereses de los stakeholders? Buena pregunta que previsiblemente no tendrá una respuesta satisfactoria.
Estamos hablando de un Brasil de dos caras, un ícono paradójico. Uno que ama el fútbol y ese otro que quiere una mayor atención a las prioridades sociales."
Texto: Valmir Martins de Oliveira
Publicado en la Revista RSE Venezuela sobre sostenibilidad del Mundial Fifa Brasil 2014
Docente de la Universidad Mayor (Chile), investigador y consultor de empresas. Experto en Responsabilidad Social y posee un Doctorando en Estudios Internacionales sobre el tema de RSE y Relaciones Internacionales (Universidad de Santiago de Chile). Co-Coordinador General del Simposio de Responsabilidad Social de las Organizaciones (SIRSO)
La FIFA lanzó rápidamente sus directrices a través del documento Estrategia de Sostenibilidad1 y no es para menos, ha aprovechado bien para basarse en los temas y principios de la norma ISO 26000.
Hasta ahí todo es muy bonito y dentro de lo que se espera de un buen discurso políticamente correcto asociado a la promesa de entrega de un reporte de sostenibilidad.
El documento además destaca quiénes son los stakeholders “principales”:
la propia FIFA (¿interesante, no?)
Comité Organizador Local
Gobierno Federa
ciudades-sede
alianzas comerciales
autoridades por los estadios
prestadores de servicios
y proveedores.
Y clasifica como “otros actores”:
los espectadores
ONG
comunidades locales
Confederación Brasileña de Fútbol (CBF)
y organizaciones multilaterales de desarrollo.
Adicionalmente, considera también la postulación de los estadios a la certificación internacional del Leadership in Energy and Environmental Design (LEED), considerando sus construcciones más eficientes y amigables con el ambiente, como también el programa para neutralizar las emisiones de carbono relacionadas con los viajes, señalizados como ejemplos de que este Mundial podría tornarse una referencia de sostenibilidad para futuros eventos deportivos.
Son aspectos de inversiones que deben ser traducidos en la promoción de una imagen positiva de Brasil y crear bases sostenibles que serán proporcionadas por el evento.
Hay una expectativa de recibir entre 500 mil y 600 mil turistas extranjeros para la Copa y mover millares de brasileños por las ciudades-sede, siendo posible vislumbrar un real impacto en la potencialidad turística y la generación de trabajos.
A pesar de la interesante iniciativa del Instituto Ethos llamada “Juegos Limpios” que busca monitorear la transparencia de la cuentas públicas sobre el presupuesto del referido evento, los gastos excesivos y sobre-costos de los estadios que han exigido la inversión de más y más presupuesto público, la exención de la FIFA en pagar impuestos, los déficits sociales en la área de educación, salud, transporte y seguridad, fueron entre otros motivos impulsores de las protestas masivas que tuvieron lugar en todo Brasil en junio de 2013 en ocasión de la Copa de las Confederaciones.
Para el Mundial, la expectativa es que la dimensión de las manifestaciones populares y amenazas de huelgas sean multiplicadas, en las ciudades-sede.
Según la más reciente encuesta de Datafolha, menos de la mitad de los brasileños (48%) están a favor de la realización del Mundial en su país, considerando que en 2008 era de 79%.
También apuntó que solo 31% cree que habrá beneficio de retorno a la sociedad.
Una radiografía nada positiva para un evento de gran relevancia.
Ni los íconos del deporte escaparon a las críticas sobre sus declaraciones nada amigables a este escenario: Ronaldo reiteró que en “un Mundial de fútbol hacen falta estadios, no hospitales”;
y por otro lado Pelé, al ser cuestionado sobre la muerte de obreros en la construcción de los estadios, declaró que “es normal, son cosas de la vida”.
Estos son solo algunos de los elementos que muestran parte de la realidad oculta tras la alegría del deporte.
El enfoque para los estadios y la falta de comunicación y transparencia han afectado mucho la credibilidad del evento y especialmente han desgastado el capital político del actual gobierno.
Si las directrices de organización del evento están alineadas a los principios de la norma ISO 26000, ¿cómo se irá a reportar sobre los intereses de los stakeholders? Buena pregunta que previsiblemente no tendrá una respuesta satisfactoria.
Estamos hablando de un Brasil de dos caras, un ícono paradójico. Uno que ama el fútbol y ese otro que quiere una mayor atención a las prioridades sociales."
Texto: Valmir Martins de Oliveira
Publicado en la Revista RSE Venezuela sobre sostenibilidad del Mundial Fifa Brasil 2014
Docente de la Universidad Mayor (Chile), investigador y consultor de empresas. Experto en Responsabilidad Social y posee un Doctorando en Estudios Internacionales sobre el tema de RSE y Relaciones Internacionales (Universidad de Santiago de Chile). Co-Coordinador General del Simposio de Responsabilidad Social de las Organizaciones (SIRSO)