Lecciones de un
maestro por Pau Hortal.
Probablemente muchos ya conocéis la famosa carta/curriculum que Leonardo da Vinci envió en 1482 a Ludovico Sforza, futuro duque de Milán.
No tiene desperdicio.
El pasado 8 de febrero Hector G Barnes publicaba un artículo en ElConfidencial en el que al margen de incorporar dicha carta ofrece algunas orientaciones y/o comentarios de interés a los que quiero referirme en este artículo.
Afirma el autor que le “llama la atención, a simple vista, que Leonardo adopta un enfoque tan utilitario de sus habilidades.
La mayor parte de los puntos aquí recogidos se refieren al arte de la guerra y la construcción de armamento o material de defensa, algo apropiado en un momento en el que las tensiones entre Ferrara y Nápoles, por una parte, y Florencia y Milán, por la otra, se encontraban en un momento crítico”
A partir de ahí se formula la pregunta sobre “¿qué podemos aprender de este currículo que aún pueda aplicarse hoy en día?”.
Lo que sigue a continuación son reflexiones propias basadas o inspiradas en el texto de Leonardo y en los excelentes comentarios de Hector y que pueden ser muy adecuadas para todos aquellos que estén desarrollando una acción de búsqueda.
Intenta no centrar tu mensaje en lo que has hecho (pasado) sino en tus capacidades (futuro).
En la carta no aparece casi ninguna referencia al pasado con lo que todo el mensaje se centra en lo que es capaz de ofrecer a su futuro contratante.
El mensaje emitido por tanto no es otro que el de una máxima adaptación a las necesidades del “cliente” y una reflexión sobre lo que consideramos que éste precisa. No olvidemos el hecho de que se estaba probablemente preparando un próximo conflicto bélico.
Organiza la información pensando en tu “cliente”.
Su objetivo no es por tanto destacar tus habilidades sino como éstas pueden ser utilizadas y aportar valor a tu contratante. Es evidente que Leonardo no tenía ninguna certeza sobre las necesidades reales de su “contratante” y mucho menos sobre la existencia de una “vacante”. Centra su mensaje en las necesidades que cree puede tener “su cliente” e intenta transmitir el mensaje de que él es la persona adecuada para cubrirlas.
Un lenguaje adecuado que te permita destacar tu marca personal. El que más tarde será recordado por ser un gran maestro de la pintura renacentista (y no tanto por sus inventos bélicos) sabe utilizar adecuadamente los términos que le permiten captar la atención del interlocutor.
Es capaz de ofrecer un buen mensaje sin utilizar conceptos extravagantes y que confunden al receptor.
Muestra una cualidad relevante y probablemente muy adecuada para las necesidades del contratante (la polivalencia).
Que Leonardo fue un genio que destacó por su polivalencia es un atributo que nadie pone en cuestión.
Esta afirmación resulta muy apropiada para el contexto en el que ofrece sus servicios.
Utiliza por tanto la fórmula de dar una información completa sobre una de nuestras habilidades en lugar de un catálogo de términos sin ninguna concreción.
Esta dispuesto a comprometerse en el resultado y es flexible en sus expectativas.
Podría ser aplicable aquí aquella frase comercial de que “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero” o dicho de otra forma voy a ser poco exigente hasta que sea capaz de aportar valor.
Esta es una técnica que hoy puede resultar muy apropiada para las ofertas que surgen desde una situación “out”.
Recordemos que Leonardo trabajaría para el ducado de Milán durante 20 años, periodo en el que además realizará alguna de sus obras maestras pictóricas.
Probablemente muchos ya conocéis la famosa carta/curriculum que Leonardo da Vinci envió en 1482 a Ludovico Sforza, futuro duque de Milán.
No tiene desperdicio.
El pasado 8 de febrero Hector G Barnes publicaba un artículo en ElConfidencial en el que al margen de incorporar dicha carta ofrece algunas orientaciones y/o comentarios de interés a los que quiero referirme en este artículo.
Afirma el autor que le “llama la atención, a simple vista, que Leonardo adopta un enfoque tan utilitario de sus habilidades.
La mayor parte de los puntos aquí recogidos se refieren al arte de la guerra y la construcción de armamento o material de defensa, algo apropiado en un momento en el que las tensiones entre Ferrara y Nápoles, por una parte, y Florencia y Milán, por la otra, se encontraban en un momento crítico”
A partir de ahí se formula la pregunta sobre “¿qué podemos aprender de este currículo que aún pueda aplicarse hoy en día?”.
Lo que sigue a continuación son reflexiones propias basadas o inspiradas en el texto de Leonardo y en los excelentes comentarios de Hector y que pueden ser muy adecuadas para todos aquellos que estén desarrollando una acción de búsqueda.
Intenta no centrar tu mensaje en lo que has hecho (pasado) sino en tus capacidades (futuro).
En la carta no aparece casi ninguna referencia al pasado con lo que todo el mensaje se centra en lo que es capaz de ofrecer a su futuro contratante.
El mensaje emitido por tanto no es otro que el de una máxima adaptación a las necesidades del “cliente” y una reflexión sobre lo que consideramos que éste precisa. No olvidemos el hecho de que se estaba probablemente preparando un próximo conflicto bélico.
Organiza la información pensando en tu “cliente”.
Su objetivo no es por tanto destacar tus habilidades sino como éstas pueden ser utilizadas y aportar valor a tu contratante. Es evidente que Leonardo no tenía ninguna certeza sobre las necesidades reales de su “contratante” y mucho menos sobre la existencia de una “vacante”. Centra su mensaje en las necesidades que cree puede tener “su cliente” e intenta transmitir el mensaje de que él es la persona adecuada para cubrirlas.
Un lenguaje adecuado que te permita destacar tu marca personal. El que más tarde será recordado por ser un gran maestro de la pintura renacentista (y no tanto por sus inventos bélicos) sabe utilizar adecuadamente los términos que le permiten captar la atención del interlocutor.
Es capaz de ofrecer un buen mensaje sin utilizar conceptos extravagantes y que confunden al receptor.
Muestra una cualidad relevante y probablemente muy adecuada para las necesidades del contratante (la polivalencia).
Que Leonardo fue un genio que destacó por su polivalencia es un atributo que nadie pone en cuestión.
Esta afirmación resulta muy apropiada para el contexto en el que ofrece sus servicios.
Utiliza por tanto la fórmula de dar una información completa sobre una de nuestras habilidades en lugar de un catálogo de términos sin ninguna concreción.
Esta dispuesto a comprometerse en el resultado y es flexible en sus expectativas.
Podría ser aplicable aquí aquella frase comercial de que “si no queda satisfecho, le devolvemos su dinero” o dicho de otra forma voy a ser poco exigente hasta que sea capaz de aportar valor.
Esta es una técnica que hoy puede resultar muy apropiada para las ofertas que surgen desde una situación “out”.
Recordemos que Leonardo trabajaría para el ducado de Milán durante 20 años, periodo en el que además realizará alguna de sus obras maestras pictóricas.