Más de la mitad de la
población de África subsahariana no tiene acceso a saneamiento mejorado.
En países
como Benín el 54% de la población practica el fecalismo a cielo abierto.
África subsahariana y el sur de Asia siguen siendo las regiones del mundo con
menor cobertura de saneamiento, que no supera el 50% de su población, lo que
tiene graves consecuencias para su salud.
La segunda causa de muerte en menores de 5 años a nivel mundial están asociadas
a casos de diarrea, directamente vinculados a prácticas higiénicas deficientes.
Mª del Mar Rivero,
Responsable de Agua y Saneamiento de ONGAWA: "todavía 1.040
millones de personas en todo el mundo practican la defecación al aire libre y
que en el caso de África subsahariana esta práctica aumenta año a año. De este
modo, en países como Angola o Etiopía, los porcentajes de fecalismo a cielo
abierto alcanzan valores del 26% y el 45% respectivamente. En casos extremos
como ocurre en Benin, se llega al 54% de la población".
El estado del saneamiento
constituye un indicador muy evidente del desarrollo humano en una comunidad. La
separación de los excrementos y las aguas residuales del contacto humano es
determinante especialmente en el caso de la supervivencia infantil, de tal
manera que garantizando el acceso de las comunidades a servicios de saneamiento
y eliminando la defecación al aire libre se puede reducir hasta en un tercio la
mortalidad de niños y niñas.
"En definitiva, el saneamiento mejorado
conlleva ventajas innegables para la salud pública, los medios de vida y la
dignidad de las familias y las comunidades", apunta Rivero.
En cuanto a las causas de
este problema, desde ONGAWA se señala en primer lugar la falta de voluntad
política de la comunidad internacional para destinar los recursos necesarios
para que este derecho humano sea una realidad en todo el mundo.
Pero no es únicamente un
problema de inversión. Muchas veces las soluciones de saneamiento diseñadas no
se adaptan al contexto social y cultural, ya que no incluyen la participación
activa de la población, ni sus deseos ni necesidades.
Igualmente es
imprescindible la implicación de las autoridades que deben asumir sus
obligaciones en la promoción de este derecho humano, reconocido por Naciones
Unidas en 2010, garantizando el acceso de toda la población de forma
sostenible.
Por su parte, el sector
privado también juega un papel importante mediante su participación en la
comercialización de soluciones técnicas y el desarrollo de una cadena de
suministro que asegure que la población tenga acceso a los productos adecuados
a sus necesidades y recursos.
Se trata por tanto de un
desafío que implica a multitud de actores: las autoridades de los países
afectados, las agencias internacionales y los países donantes, las
organizaciones no gubernamentales, el sector privado, las comunidades y las
personas titulares del derecho a un saneamiento digno.