El 30% de los directivos de empresas españolas consideran justificado el soborno como medio para lograr sus objetivos según el “European Fraud Survey 2011” de Ernst & Young. Y sus empleados también tienen esa percepción: el 82% cree que sus jefes buscan “caminos alternativos”. Sin embargo, el porcentaje de Directivos que aseguran que en su empresa se ha cometido fraude es sensiblemente inferior a la media europea (18% frente al 21%). Y la preocupación en los Consejos de Administración por su posible responsabilidad en estos casos también es superior en España (88% frente a 62%). La crisis mundial que padecemos no hace sino empeorar el asunto: para el 48% de los directivos encuestados, sus estrategias se centran en el control de costes más que en la lucha contra el fraude al menos hasta que la situación económica no comience a repuntar. Como asegura Ricardo Noñera (Socio responsable de Forensic de Ernst & Young para España. Italia y Portugal): “esta estrategia no favorece la prevención del fraude; de hecho aumenta el riesgo para las empresas si, como a veces sucede, las medidas de control provocan una reducción en la efectividad de los controles internos”. Como medidas antifraude, los Directivos españoles apuestan por la auditoría interna, los controles internos y la revisión de la Dirección. Algo que el resto de los directivos europeos consideran poco efectivo o insuficiente.