ING rechaza financiar proyectos no socialmente responsables

Leo en ComunicaRSE que ING publicó este martes 5 de abril su Informe de Responsabilidad Corporativa 2010. Destaca que la adhesión a los Principios de Ecuador fue clave para mejorar los requisitos ambientales de uno de los proyectos financiados por el Banco y para rechazar dos proyectos. Además el 100% de los cajeros automáticos en Holanda (2.600) ya son accesibles para discapacitados visuales. En el Informe se recoge la opinión de Greenpeace y los cambios en las carteras de inversión socialmente responsable (ISR).
ING exigió cumplir los Principios de Ecuador antes de considerar la financiación de un oleoducto de la empresa Kazakhstan China Pipeline (KCP). Su aplicación ayudó a elevar el nivel de las normas ambientales y sociales del prestatario y del proyecto. “Además ING fue capaz de compartir su experiencia en la Principios de Ecuador con la Corporación China del Petróleo y todos los bancos chinos que participaron” dice la empresa.
En 2010 la empresa puso 74 empresas bajo la lupa de los Principios de Ecuador. Dos de ellos fueron rechazados, uno en América Latina y otro en Europa por no alcanzar los estándares de protección de recursos naturales.
ING preguntó a Stefan Flothman, director de Cambio Climático de Greepeace, su opinión acerca de la política ambiental del banco. Flothman recomienda a ING invertir en proyectos innovadores que contribuyan a la descarbonización de la economía.
Los activos del banco bajo “gestión sostenible” se incrementaron un 5% en 2010, impulsados por el crecimiento de un 43% de este tipo de inversiones en la banca privada en Holanda. En 2010, el gobierno holandés decidió suspender gradualmente el recorte de impuestos para las inversiones en el medio ambiente "afectando negativamente alrededor de 250.000 personas y 4.000 empresas por lo que ING ha dejado de ofrecer depósitos y bonos verdes y lo ha informado a sus clientes". ING aprobó también un préstamo al Fondo Fair Climate para la financiación de proyectos en las economías emergentes que proporcionan prestaciones sociales y reducen la las emisiones de carbono. Los beneficios del proyecto se convierten en créditos de carbono que son verificados por organismos de normalización. Posteriormente, se ofrecen a individuos y organizaciones en los Países Bajos, que los compran para compensar sus propias emisiones.