Es un concepto intangible y resulta complicado medir el valor que aporta a una empresa, pero la inversión sostenible se tiene en cuenta. Si usted recibe una carta firmada por el presidente de Banco Santander, Emilio Botín, comprobará que figura el sello que certifica que la entidad está incluida en el Índice Bursátil Dow Jones Sustainability (DJSI), el principal indicador de empresas mundiales que aplican buenas prácticas de responsabilidad corporativa. Es una de las anécdotas que comentaba José Luis Blasco, socio responsable de Global Sustainability de KPMG Asesores, en el Observatorio Financiero que organizaron elEconomista y Criteria para tratar El valor de la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) en las compañías europeas. Sólo 318 empresas figuran dentro de este índice bursátil de sostenibilidad y 17 son españolas, lo que les aporta una importante ventaja competitiva. Para las compañías que cotizan en bolsa es cada vez más importante ser consideradas socialmente responsables, pero todavía queda mucho por avanzar. "Durante veinte años el discurso sigue siendo el mismo, hay que ver qué es lo que hay que hacer para ir más rápido", apunta Joan Fontrodona, profesor de ética empresarial y responsabilidad social corporativa de IESE Business School. Aunque "en España ha habido iniciativas muy buenas y hemos sido un referente", considera Fontrodona.
Pero paso a paso. Hace unos años, pensar que en los informes financieros y de valoración de compañías se incluyeran aspectos relacionados con RSC era prácticamente impensable. Ahora no parece una idea tan disparatada, dada la importante repercusión de la RSC que se evidencia cada vez más en el valor de una compañía. Así lo considera Tomás Conde, director de sostenibilidad de BBVA, otra de las entidades incluidas en el índice DJ Sustainability, que asegura que "se ha demostrado que la RSC influye de manera creciente (...). No tiene sentido hacer un informe de sostenibilidad aislado del anual". Así, tampoco parece tan descabellado que en un futuro podamos encontrar en los mornings diarios de los bancos de inversión aspectos relativos a la RSC. Aunque desde luego se trata de una tarea complicada. La gran dificultad se encuentra a la hora de cuantificar las aportaciones de la RSC en el valor de la empresa y, por tanto, de incluir estos datos en informes económicos y financieros. José Luis Blasco, de KPMG, considera que existe un conflicto inevitable al intentar unir RSC con otro tipo de información que afecta a la valoración de una empresa. Blasco explica que "la diferencia de valorar aspectos financieros y de RSC es el plazo. Los mercados juegan más a corto plazo y la RSC lo hace más a largo". Si una compañía anuncia la adjudicación de un contrato o una refinanciación de su deuda, el mercado lo recoge rápidamente y los bancos de inversión se ponen manos a la obra a revisar sus estimaciones. Ahora bien, ¿cómo puede traducirse en cifras que la inversión sea socialmente responsable o cómo cuantificar un cambio de imagen por estas acciones? Una labor complicada por la intangibilidad de estos conceptos. José Luis Blasco apunta hacia la relación entre capitalización y el valor en libros, es decir, el valor que tiene la compañía según los elementos que reflejan sus libros de contabilidad, que puede dar una idea del valor que no está recogido en los activos. Pero no cabe duda de que analizar la RSC "desde el punto de vista de análisis es un trabajo muy duro, de mucha investigación", como comenta Marta Ferrer, analista de Sostenibilidad y Desarrollo de ISR de Ecodes.
También en este sentido, Francisco Javier Garayoa, director de SpainSIF, el Foro Español de Inversión Socialmente Responsable, señala que la RSC "no se puede cuantificar pero sí valorar, el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR) hace unos reconomientos al cumplimiento de los criterios comunes". De hecho, si al menos algo se ha conseguido durante estos años es la creación de parámetros y recomendaciones comunes por parte de organismos públicos para reconocer la RSC que realizan las empresas. "El ISR analiza y premia a los que cumplen los criterios establecidos. El inversor debe detectar dónde se cumplen esos parámetros", insiste Garayoa. También hay otra serie de mecanismos como los mencionados índices de sostenibilidad. Pero, sin duda, "se puede cuantificar más la falta de responsabilidad social", tal y como cree Joan Fontrodona, profesor de IESE Business School.
La Administración Pública
La propia iniciativa mueve en muchos casos a la empresa privada a invertir teniendo en cuenta al menos alguno de los tres ámbitos principales relacionados con la sostenibilidad: ambiental, económica y social. "Las empresas vamos por delante de cosas que no obliga la ley, los grupos de interés nos lo piden", opina Olga Durich, responsable de RSC y RC de Criteria CaixaCorp, otra de las 17 empresas incluidas en el DJ Sustainability.
En el caso de las Administraciones y empresas Públicas el ritmo de aplicación es distinto dado que se han de mover bajo parámetros establecidos. Para el mercado también es una situación diferente. La RSC no parece un factor tan relevante para que el inversor se decante por comprar deuda pública de un país. Además, aunque en ocasiones no prediquen con el ejemplo, tienen otras formas de poner su grano de arena en materia de RSC.
Para José Luis Blasco, las principales funciones de la Administración en este sentido son "ejemplarizar, crear incentivos para que las empresas desarrollen competencias responsables para ser más competitivas y reglamentar las deficiencias".
Marc Puig, director del Área de Desarrollo Corporativo, Calidad y RSC de SegurCaixa Holding - Adeslas, asegura que cuentan "con clientes institucionales con un mandato específico de invertir de modo socialmente responsable. Quieren inversión rentable pero también responsable". Por otra parte, también se puede comprobar el valor de la RSC según "en qué medida los inversores institucionales compren adicionalmente por estas políticas", comenta Tomás Conde.
Suma rentabilidad
Es cierto que en un principio se han de asumir una serie de costes, pero invertir de manera socialmente responsable supone aumentar la rentabilidad en el largo plazo.
Joan Fontrodona, de IESE Business School, opina que "existe una pérdida de rentabilidad que hay que sacrificar". Pero Conde, el director de sostenibilidad de BBVA, apunta a que con la RSC también "lo que buscas es más rentabilidad". El resto de ponentes coincide en que invertir de forma sostenible "no es incompatible" con una mayor rentabilidad, afirma Marc Puig, de SegurCaixa Holding. La clave se encuentra en los plazos a los que se refiere José Luis Blasco, de KPMG. En el más corto plazo, la inversión puede suponer un coste de rentabilidad, pero a la larga la ventaja competitiva en la que se traduce también vendrá ligada a aumentos de rentabilidad.
Y esto es lo que tiene que ver el inversor. El reto se encuentra en que pese a la dificultad de medición en el valor de una compañía, la RSC se convierta en un factor más a tener en cuenta a la hora de invertir.
Texto: Isabel Blanco (EL ECONOMISTA)
Pero paso a paso. Hace unos años, pensar que en los informes financieros y de valoración de compañías se incluyeran aspectos relacionados con RSC era prácticamente impensable. Ahora no parece una idea tan disparatada, dada la importante repercusión de la RSC que se evidencia cada vez más en el valor de una compañía. Así lo considera Tomás Conde, director de sostenibilidad de BBVA, otra de las entidades incluidas en el índice DJ Sustainability, que asegura que "se ha demostrado que la RSC influye de manera creciente (...). No tiene sentido hacer un informe de sostenibilidad aislado del anual". Así, tampoco parece tan descabellado que en un futuro podamos encontrar en los mornings diarios de los bancos de inversión aspectos relativos a la RSC. Aunque desde luego se trata de una tarea complicada. La gran dificultad se encuentra a la hora de cuantificar las aportaciones de la RSC en el valor de la empresa y, por tanto, de incluir estos datos en informes económicos y financieros. José Luis Blasco, de KPMG, considera que existe un conflicto inevitable al intentar unir RSC con otro tipo de información que afecta a la valoración de una empresa. Blasco explica que "la diferencia de valorar aspectos financieros y de RSC es el plazo. Los mercados juegan más a corto plazo y la RSC lo hace más a largo". Si una compañía anuncia la adjudicación de un contrato o una refinanciación de su deuda, el mercado lo recoge rápidamente y los bancos de inversión se ponen manos a la obra a revisar sus estimaciones. Ahora bien, ¿cómo puede traducirse en cifras que la inversión sea socialmente responsable o cómo cuantificar un cambio de imagen por estas acciones? Una labor complicada por la intangibilidad de estos conceptos. José Luis Blasco apunta hacia la relación entre capitalización y el valor en libros, es decir, el valor que tiene la compañía según los elementos que reflejan sus libros de contabilidad, que puede dar una idea del valor que no está recogido en los activos. Pero no cabe duda de que analizar la RSC "desde el punto de vista de análisis es un trabajo muy duro, de mucha investigación", como comenta Marta Ferrer, analista de Sostenibilidad y Desarrollo de ISR de Ecodes.
También en este sentido, Francisco Javier Garayoa, director de SpainSIF, el Foro Español de Inversión Socialmente Responsable, señala que la RSC "no se puede cuantificar pero sí valorar, el Instituto para la Sostenibilidad de los Recursos (ISR) hace unos reconomientos al cumplimiento de los criterios comunes". De hecho, si al menos algo se ha conseguido durante estos años es la creación de parámetros y recomendaciones comunes por parte de organismos públicos para reconocer la RSC que realizan las empresas. "El ISR analiza y premia a los que cumplen los criterios establecidos. El inversor debe detectar dónde se cumplen esos parámetros", insiste Garayoa. También hay otra serie de mecanismos como los mencionados índices de sostenibilidad. Pero, sin duda, "se puede cuantificar más la falta de responsabilidad social", tal y como cree Joan Fontrodona, profesor de IESE Business School.
La Administración Pública
La propia iniciativa mueve en muchos casos a la empresa privada a invertir teniendo en cuenta al menos alguno de los tres ámbitos principales relacionados con la sostenibilidad: ambiental, económica y social. "Las empresas vamos por delante de cosas que no obliga la ley, los grupos de interés nos lo piden", opina Olga Durich, responsable de RSC y RC de Criteria CaixaCorp, otra de las 17 empresas incluidas en el DJ Sustainability.
En el caso de las Administraciones y empresas Públicas el ritmo de aplicación es distinto dado que se han de mover bajo parámetros establecidos. Para el mercado también es una situación diferente. La RSC no parece un factor tan relevante para que el inversor se decante por comprar deuda pública de un país. Además, aunque en ocasiones no prediquen con el ejemplo, tienen otras formas de poner su grano de arena en materia de RSC.
Para José Luis Blasco, las principales funciones de la Administración en este sentido son "ejemplarizar, crear incentivos para que las empresas desarrollen competencias responsables para ser más competitivas y reglamentar las deficiencias".
Marc Puig, director del Área de Desarrollo Corporativo, Calidad y RSC de SegurCaixa Holding - Adeslas, asegura que cuentan "con clientes institucionales con un mandato específico de invertir de modo socialmente responsable. Quieren inversión rentable pero también responsable". Por otra parte, también se puede comprobar el valor de la RSC según "en qué medida los inversores institucionales compren adicionalmente por estas políticas", comenta Tomás Conde.
Suma rentabilidad
Es cierto que en un principio se han de asumir una serie de costes, pero invertir de manera socialmente responsable supone aumentar la rentabilidad en el largo plazo.
Joan Fontrodona, de IESE Business School, opina que "existe una pérdida de rentabilidad que hay que sacrificar". Pero Conde, el director de sostenibilidad de BBVA, apunta a que con la RSC también "lo que buscas es más rentabilidad". El resto de ponentes coincide en que invertir de forma sostenible "no es incompatible" con una mayor rentabilidad, afirma Marc Puig, de SegurCaixa Holding. La clave se encuentra en los plazos a los que se refiere José Luis Blasco, de KPMG. En el más corto plazo, la inversión puede suponer un coste de rentabilidad, pero a la larga la ventaja competitiva en la que se traduce también vendrá ligada a aumentos de rentabilidad.
Y esto es lo que tiene que ver el inversor. El reto se encuentra en que pese a la dificultad de medición en el valor de una compañía, la RSC se convierta en un factor más a tener en cuenta a la hora de invertir.
Texto: Isabel Blanco (EL ECONOMISTA)