Gervasio Sánchez, premio Ortega y Gasset

Me envía Luis antonio Saez DISCURSO PRONUNCIADO POR GERVASIO SANCHEZ (PERIODISTA Y FOTÓGRAFO) DURANTE LA ENTREGA DE LOS PREMIOS ORTEGA Y GASSET ESTE 7 DE MAYO. EN EL ACTO ESTABAN PRESENTES LA VICEPRESIDENTA DEL GOBIERNO, VARIAS MINISTRAS Y MINISTROS, EX MINISTROS DEL PARTIDO POPULAR, LA PRESIDENTA DE LA COMUNIDAD DE MADRID, EL ALCALDE DE MADRID, EL PRESIDENTE DEL SENADO Y CENTENARES DE PERSONAS.
Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos > iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis > mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo > durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías > que tomé durante el cerco de Sarajevo.>> Es un gran honor porque varios de mis mejores amigos a los que > respeto profesionalmente pertenecen a la plantilla de este diario. > Queridos Ramón Lobo, Guillermo Altares, Miguel Ángel Villena, Jorge > Marirrodriga, Francesc Relea, Miguel Gener, Alberto Ferreras, Gorka > Lejarcegui, incluso tú querido Alfonso Armada, a los que he nombrado > y a los que tengo en mi mente, a todos vosotros que me apoyasteis en > los momentos más duros os dedico este premio de todo corazón.>> Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del > Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi > trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis > historias, tantas veces seres humanos extraviados en los > desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.>> No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon > Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS > y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos > doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece > la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que > puede durar décadas.>> Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego > Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador > afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro > hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia > Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en > la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, > pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable > lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el > camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña > colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima > de una explosión a los ocho años.>> Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de > la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, > tener hijos, llegar a la universidad.>> Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una > víctima de la guerra perseguir la felicidad.>> Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los > sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de > Kenji Mizoguchi.>> Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla > suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue > un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco > esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.>> Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la > transición encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo > Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis > Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas > españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.>> Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta > de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su > mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos > distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es > similar al de las minas antipersonas.>> Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas > españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que > me avergüenzo de mis representantes políticos.>> Pero como Martin Luther King me quiero negar a creer que el banco > de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un > sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las > agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas > que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la > muerte.> Muchas gracias