EL ESCEPTÍCO: ¿Dinero para obtener votos en España?
11/09/07 13:40
Por Arindam Nag
COLUMNA DOW JONES NEWSWIRES
LONDRES (Dow Jones)
¿Es un soborno?
¿Es una compensación?
Independientemente de cómo se le quiera llamar, parece que las compañías españolas gastan libremente su dinero cuando tratan de convencer sus inversores para que acudan a las juntas de accionistas.
Endesa paga a sus inversores EUR0,15 por cada acción en circulación -lo que equivale a EUR159 millones - para que voten la oferta de compra de Acciona y Enel.
Caja Madrid, que tiene un 10% en Endesa, obtendrá una cuantía por asistir cercana a EUR16 millones.
A primera vista, no parece juego limpio o una buena utilización del dinero de sus accionistas.
En un contexto político, "pagar a los inversores para que voten" podría ser considerado una trampa electoral.
Pero las compañías no son democracias.
Pagar por la asistencia de los accionistas es otra manera de devolverles su propio dinero.
Por ello, la práctica española no es exactamente un soborno.
Ni tampoco es un caso aislado.
Últimamente, existe un sensible incentivo financiero para que los inversores voten en las juntas -con un sí o un no- que si se usa moderadamente anima a los accionistas a tomar sus responsabilidades más en serio.
En el contexto de relativa falta de madurez en la cultura accionarial que vive gran parte de Europa, esto podría ser lo que hace falta para garantizar la participación de los accionistas en los asuntos de la compañía.
Los pagos en efectivo en Francia no son muy corrientes, por ejemplo, pero pocos accionistas que asisten a una junta salen sin su bolsita de regalos.
En Holanda, la compañía de químicos DSM quería ofrecer un dividendo de fidelidad el año pasado, una medida rechazada por un tribunal holandés.
Fue un error.
Ofrecer dinero en vez de un regalo parece una manera más abierta de motivar la participación de los accionistas.
Por alguna razón, a diferencia que en Estados Unidos, la comunicación entre los inversores y los bancos custodio y otros agentes -que gestionan asuntos relacionados con acciones para las compañías- sigue relativamente sin desarrollarse en Europa.
El hecho de que muchos inversores minoristas no se molesten en votar -asistiendo físicamente a la junta o por correo electrónico- mina los esfuerzos de las compañías que han trabajado duro para desarrollar una amplia base accionarial.
Ese es el motivo por el que algunas compañías españolas están prestando atención a las cifras de votos para asegurarse de que las decisiones empresariales clave gocen de la audiencia adecuada, en vez de dejar la votación en manos de unos cuantos fondos de inversión. La práctica ha funcionado para los que la han llevado a cabo como Repsol-YPF, Endesa, Iberdrola, y Vidrala.
Georgeson, una empresa de investigación, ha calculado que la participación media de los accionistas en las compañías del IBEX-35 en 2005 fue del 32,56%. Para compañías que pagan dinero para votar, la tasa alcanzó el 58,06%. Los datos del año anterior mostraron una diferencia aún mayor. Y esto sería positivo para el gobierno corporativo en España.
Arindam Nag, columnista de Dow Jones Newswires, ha cubierto noticias de economía y de finanzas durante 16 años en Asia, Europa y Estados Unidos. Si quereis poneros en contacto con el podeis hacerlo en +44 207-842-9289 o por correo electrónico: arindam.nag@dowjones.com
11/09/07 13:40
Por Arindam Nag
COLUMNA DOW JONES NEWSWIRES
LONDRES (Dow Jones)
¿Es un soborno?
¿Es una compensación?
Independientemente de cómo se le quiera llamar, parece que las compañías españolas gastan libremente su dinero cuando tratan de convencer sus inversores para que acudan a las juntas de accionistas.
Endesa paga a sus inversores EUR0,15 por cada acción en circulación -lo que equivale a EUR159 millones - para que voten la oferta de compra de Acciona y Enel.
Caja Madrid, que tiene un 10% en Endesa, obtendrá una cuantía por asistir cercana a EUR16 millones.
A primera vista, no parece juego limpio o una buena utilización del dinero de sus accionistas.
En un contexto político, "pagar a los inversores para que voten" podría ser considerado una trampa electoral.
Pero las compañías no son democracias.
Pagar por la asistencia de los accionistas es otra manera de devolverles su propio dinero.
Por ello, la práctica española no es exactamente un soborno.
Ni tampoco es un caso aislado.
Últimamente, existe un sensible incentivo financiero para que los inversores voten en las juntas -con un sí o un no- que si se usa moderadamente anima a los accionistas a tomar sus responsabilidades más en serio.
En el contexto de relativa falta de madurez en la cultura accionarial que vive gran parte de Europa, esto podría ser lo que hace falta para garantizar la participación de los accionistas en los asuntos de la compañía.
Los pagos en efectivo en Francia no son muy corrientes, por ejemplo, pero pocos accionistas que asisten a una junta salen sin su bolsita de regalos.
En Holanda, la compañía de químicos DSM quería ofrecer un dividendo de fidelidad el año pasado, una medida rechazada por un tribunal holandés.
Fue un error.
Ofrecer dinero en vez de un regalo parece una manera más abierta de motivar la participación de los accionistas.
Por alguna razón, a diferencia que en Estados Unidos, la comunicación entre los inversores y los bancos custodio y otros agentes -que gestionan asuntos relacionados con acciones para las compañías- sigue relativamente sin desarrollarse en Europa.
El hecho de que muchos inversores minoristas no se molesten en votar -asistiendo físicamente a la junta o por correo electrónico- mina los esfuerzos de las compañías que han trabajado duro para desarrollar una amplia base accionarial.
Ese es el motivo por el que algunas compañías españolas están prestando atención a las cifras de votos para asegurarse de que las decisiones empresariales clave gocen de la audiencia adecuada, en vez de dejar la votación en manos de unos cuantos fondos de inversión. La práctica ha funcionado para los que la han llevado a cabo como Repsol-YPF, Endesa, Iberdrola, y Vidrala.
Georgeson, una empresa de investigación, ha calculado que la participación media de los accionistas en las compañías del IBEX-35 en 2005 fue del 32,56%. Para compañías que pagan dinero para votar, la tasa alcanzó el 58,06%. Los datos del año anterior mostraron una diferencia aún mayor. Y esto sería positivo para el gobierno corporativo en España.
Arindam Nag, columnista de Dow Jones Newswires, ha cubierto noticias de economía y de finanzas durante 16 años en Asia, Europa y Estados Unidos. Si quereis poneros en contacto con el podeis hacerlo en +44 207-842-9289 o por correo electrónico: arindam.nag@dowjones.com