Algunos autores norteamericanos sitúan a la persona como centro de la empresa, porque de esta manera se incrementan los beneficios de la misma (visión utilitarista). Este articulo defiende que a las personas hay que ponerlas en el centro de la empresa por la intrínseca dignidad que tienen (visión humanista) y no solo porque permitan gana dinero.
La persona es un fin en sí misma y no solo un recurso. Las personas no tienen precio, sino dignidad; y por eso tanto los que insisten en poner precio a las personas como los que se dejan ponerlo, están atacando directamente la dignidad de las mismas, reduciendo su riqueza existencia a lo estrictamente económico (reduccionismo económico)
La persona es valor en si misma y por si misma, y como tal exige ser considerada y tratada. En los ámbitos en los que la persona es tratada así, como por ejemplo en la familia, es donde desarrolla sus potencialidades con mayor amplitud y plenitud.
Respetar y favorecer la dignidad de las personas que trabajan en una empresa u organización humana, es mejorar la eficacia y eficiencia de sus acciones y esto repercute directamente en una mayor rentabilidad. Para desarrollar esta idea voy a seguir el siguiente camino: explicar que se entiende por dignidad personal y relacionarla con la rentabilidad a través de los conceptos de eficacia y eficiencia.
Dignidad personal
La persona es el ser digno por excelencia, por encima del cosmos, la materia las plantas y los animales. A pesar de la perfección intrínseca de todos estos, la persona humana los supera de manera radical porque se sitúa en un plano distinto y superior: el de la personalidad y el espíritu. Toda persona es digna por el mero hecho de ser persona aunque carezca o posea de modo diferente alguna de las características especificas de lo humano (discapacidades físicas o psíquicas, aspectos no desarrollados, etc.)
La perfección intrínseca de la persona hace que tenga valor por si misma, por el simple hecho de ser persona o de existir. Por eso hay una obligación positiva de buscar su bien y la negativa de no utilizarla como un mero instrumento para otros fines porque iría en contra de su dignidad.
El valor de la persona es absoluto, es superior a cualquier otro valor que podamos encontrar en nuestro entorno: naturaleza, animales, bienes materiales o espirituales. Por tanto es un valor que no se puede intercambiar, manipular ni sustituir. La actitud adecuada hacia ella es de respeto, reconocimiento y promoción. Las peculiares características de la persona humana nos permite comprender que cada persona es única e irrepetible. Por todo esto, la persona y su dignidad tiene que estar en el centro de la empresa. Además de acertado, vamos a ver como también es rentable.
Dignidad personal y eficacia
Las personas somos eficaces en los ámbitos en los que se nos trata con dignidad y confianza. Esto se ve con claridad en las relaciones de familia y de amistad, en los que uno se esfuerza por realizar adecuadamente las funciones que tiene encomendadas.
Este trato digno que nos conduce a un actuar eficaz, se concreta en cada una de las notas distintivas de una persona: corporeidad, sensibilidad, afectividad, inteligencia, libertad, acción, lenguaje, trabajo, relaciones interpersonales, familia, sociedad y transcendencia.
Cuando la empresa a través de sus dirigentes, trata con dignidad todas estas notas/ dimensiones de las personas con las que interactua (trabajadores, clientes, proveedores, accionistas y ciudadanos), recibe un comportamiento eficaz de todos ellos; es decir, cumplen adecuada y puntualmente con lo que se han comprometido (definición de eficacia)
Podemos destacar algunas experiencias en la vida real y diaria de las organizaciones humanas:
· El respeto a la dignidad, tratando bien la corporeidad de los trabajadores (condiciones adecuadas en lo referente a la salud laboral), han demostrado ser muy eficaz para evitar bajas laborales.
· Ofrecer un trato respetuoso a todas las personas y actuar con justicia en la remuneración y en todos los procesos de la empresa (contratación, evaluación, promoción, despidos,...) es de gran utilidad a la hora de conseguir y mantener una buena sensibilidad(reputación) hacia la imagen de la empresa. Además. De realizar acciones justas, hay que ser cuidadosos a la hora de hacerlas y de comunicarlas, para que las percepciones sobre ese hecho justo sean las adecuadas. Al llevar a cabo una contratación o un despido, se esta reflejando la calidad ética de una organización y las personas que están en contacto con ella se ven atraídas o defraudadas.
· Involucrar los afectos de las personas en la marcha de la empresa. Un buen directivo tiene que estar al corriente de lo que conocen, quieren y sienten las personas que tienen a su cargo. Para ello hay que fomentar la atención individual a todas las personas de la organización (problemas, desarrollo y carrera profesional
En este punto destacaríamos la importancia de integrar los afectos de las personas (hacia la familia, los amigos) en la estrategia de la empresa (medidas de conciliación vida laboral-personal) y de ser conscientes y coherentes con los dos tipos o modalidades de ser persona: hombre y mujer.
El modo especifico en que se constituye su ser personal siendo igual en lo radical, es distinto en sus manifestaciones concretas. La corporalidad, la sensibilidad, la psicología, la inteligencia y la afectividad recorren caminos distintos en el hombre y en la mujer enriquecen así de modo inagotable el mundo del ser personal con una maravillosa diversidad cuajada de misterio y complementariedad.
· Mantener la “empleabilidad” de los trabajadores y diseñar la organización con criterios favorables al desarrollo de las personas (dar responsabilidad, participación en la toma de decisiones, fomentar la creatividad,...) no es mas que favorecer el desarrollo de la inteligencia y el buen uso de la libertad de las personas que colaboran en la buena marcha de la empresa.
· Respecto al actuar, destacaríamos la importancia de no separa la persona de su acción. La persona muestra lo que es al actuar y se enriquece o empobrece según la calidad ética de lo que hace.
Hoy en ida se suele separar persona y acción en la vida diaria de las organizaciones, cuando los objetivos a alcanzar que se proponen son desorbitados y exclusivamente económicos (muchas veces forzados por una excesiva ambición o por presión de unas expectativas creadas en mercados financieros que poco tiene que ver con la realidad de la empresa y de sus colaboradores).
Se empobrece y debilita la realidad personal cuando se fijan objetivos pensando únicamente en incrementar el valor añadido para el accionista. A parte de que conduce a un claro reduccionismo económico, la organización pierde un sin fin de oportunidades y posibilidades al no considerar la riqueza inagotable de las personas que colaboran con ella (seres dotados de dignidad y de un permanente desarrollo).
· Al igual que el lenguaje y la comunicación son clave para la convivencia y el desarrollo entre personas, en las empresas se debe favorecer un clima adecuado para que la comunicación fluya de una manera eficaz y promueva el enriquecimiento personal de sus colaboradores.
Se debe comunicar de modo amplio y veraz la información financiera y operativa relevante a toda la organización. Uno se ve mas involucrado, en aquello que conoce bien y de una manera veraz y le permite tomar decisiones mas adecuadas y coherentes con la realidad de las cosas.
· El trabajo contribuye a mejorar la sociedad en la que vivimos, te inserta de lleno en el ámbito de las relaciones interpersonales que todos necesitamos y nos ofrece los medios materiales para mantener la familia. Sin olvidarnos del enriquecimiento personal y diario que experimentamos al poner en funcionamiento todas nuestras facultades en el que hacer diario.
· Se debe contribuir a que el trabajo que realizamos tenga el mayor sentido posible, tanto para el bien de los demás (integrar demandas sociales en la actitud empresarial) como para convertirse en un camino de reciprocidad y donación a lo transcendente.
Dignidad personal y eficiencia. El camino hacia la Rentabilidad Personal.
Cuando uno es tratado con dignidad y recibe unos dones o recursos, siente la responsabilidad y necesidad de ponerlos a producir para alcanzar la eficacia deseada.
Esta puesta en marcha de los dones o recursos se realiza con respeto (sin desperdiciarlos ni despilfarrarlos) y orientada a la consecución de un fin alcanzable (eficacia). Estos dones o recursos, si que son medios para alcanzar un fin, y como son limitados hay que utilizarlos con prudencia y acierto (definición de eficiencia)
Este es el camino para alcanzar la rentabilidad en nuestras acciones: uso adecuado de unos recursos/dones limitados (eficiencia) para la consecución de un fin determinado (eficacia) dentro de un ámbito de respeto y promoción de la dignidad humana.
Para que la búsqueda de esta rentabilidad este orientada hacia la auténtica realidad de las cosas y al bien de todas ellas, es necesario que nos fijemos en un fin bueno (eficacia buena) y utilicemos los dones o recursos adecuados como medios y no como fines (eficiencia adecuada)No hay que olvidar que el autentico fin de las empresas u organizaciones humanas no es ganar dinero, sino lograr el desarrollo personal de todas las personas que en ellas participan. Ser rentables en términos económicos (ganar dinero) es un medio necesario para que la empresa subsista en el tiempo y pueda seguir ofreciendo en el futuro un trabajo digno acorde con el desarrollo de las personas ( Rentabilidad Personal).
La persona es un fin en sí misma y no solo un recurso. Las personas no tienen precio, sino dignidad; y por eso tanto los que insisten en poner precio a las personas como los que se dejan ponerlo, están atacando directamente la dignidad de las mismas, reduciendo su riqueza existencia a lo estrictamente económico (reduccionismo económico)
La persona es valor en si misma y por si misma, y como tal exige ser considerada y tratada. En los ámbitos en los que la persona es tratada así, como por ejemplo en la familia, es donde desarrolla sus potencialidades con mayor amplitud y plenitud.
Respetar y favorecer la dignidad de las personas que trabajan en una empresa u organización humana, es mejorar la eficacia y eficiencia de sus acciones y esto repercute directamente en una mayor rentabilidad. Para desarrollar esta idea voy a seguir el siguiente camino: explicar que se entiende por dignidad personal y relacionarla con la rentabilidad a través de los conceptos de eficacia y eficiencia.
Dignidad personal
La persona es el ser digno por excelencia, por encima del cosmos, la materia las plantas y los animales. A pesar de la perfección intrínseca de todos estos, la persona humana los supera de manera radical porque se sitúa en un plano distinto y superior: el de la personalidad y el espíritu. Toda persona es digna por el mero hecho de ser persona aunque carezca o posea de modo diferente alguna de las características especificas de lo humano (discapacidades físicas o psíquicas, aspectos no desarrollados, etc.)
La perfección intrínseca de la persona hace que tenga valor por si misma, por el simple hecho de ser persona o de existir. Por eso hay una obligación positiva de buscar su bien y la negativa de no utilizarla como un mero instrumento para otros fines porque iría en contra de su dignidad.
El valor de la persona es absoluto, es superior a cualquier otro valor que podamos encontrar en nuestro entorno: naturaleza, animales, bienes materiales o espirituales. Por tanto es un valor que no se puede intercambiar, manipular ni sustituir. La actitud adecuada hacia ella es de respeto, reconocimiento y promoción. Las peculiares características de la persona humana nos permite comprender que cada persona es única e irrepetible. Por todo esto, la persona y su dignidad tiene que estar en el centro de la empresa. Además de acertado, vamos a ver como también es rentable.
Dignidad personal y eficacia
Las personas somos eficaces en los ámbitos en los que se nos trata con dignidad y confianza. Esto se ve con claridad en las relaciones de familia y de amistad, en los que uno se esfuerza por realizar adecuadamente las funciones que tiene encomendadas.
Este trato digno que nos conduce a un actuar eficaz, se concreta en cada una de las notas distintivas de una persona: corporeidad, sensibilidad, afectividad, inteligencia, libertad, acción, lenguaje, trabajo, relaciones interpersonales, familia, sociedad y transcendencia.
Cuando la empresa a través de sus dirigentes, trata con dignidad todas estas notas/ dimensiones de las personas con las que interactua (trabajadores, clientes, proveedores, accionistas y ciudadanos), recibe un comportamiento eficaz de todos ellos; es decir, cumplen adecuada y puntualmente con lo que se han comprometido (definición de eficacia)
Podemos destacar algunas experiencias en la vida real y diaria de las organizaciones humanas:
· El respeto a la dignidad, tratando bien la corporeidad de los trabajadores (condiciones adecuadas en lo referente a la salud laboral), han demostrado ser muy eficaz para evitar bajas laborales.
· Ofrecer un trato respetuoso a todas las personas y actuar con justicia en la remuneración y en todos los procesos de la empresa (contratación, evaluación, promoción, despidos,...) es de gran utilidad a la hora de conseguir y mantener una buena sensibilidad(reputación) hacia la imagen de la empresa. Además. De realizar acciones justas, hay que ser cuidadosos a la hora de hacerlas y de comunicarlas, para que las percepciones sobre ese hecho justo sean las adecuadas. Al llevar a cabo una contratación o un despido, se esta reflejando la calidad ética de una organización y las personas que están en contacto con ella se ven atraídas o defraudadas.
· Involucrar los afectos de las personas en la marcha de la empresa. Un buen directivo tiene que estar al corriente de lo que conocen, quieren y sienten las personas que tienen a su cargo. Para ello hay que fomentar la atención individual a todas las personas de la organización (problemas, desarrollo y carrera profesional
En este punto destacaríamos la importancia de integrar los afectos de las personas (hacia la familia, los amigos) en la estrategia de la empresa (medidas de conciliación vida laboral-personal) y de ser conscientes y coherentes con los dos tipos o modalidades de ser persona: hombre y mujer.
El modo especifico en que se constituye su ser personal siendo igual en lo radical, es distinto en sus manifestaciones concretas. La corporalidad, la sensibilidad, la psicología, la inteligencia y la afectividad recorren caminos distintos en el hombre y en la mujer enriquecen así de modo inagotable el mundo del ser personal con una maravillosa diversidad cuajada de misterio y complementariedad.
· Mantener la “empleabilidad” de los trabajadores y diseñar la organización con criterios favorables al desarrollo de las personas (dar responsabilidad, participación en la toma de decisiones, fomentar la creatividad,...) no es mas que favorecer el desarrollo de la inteligencia y el buen uso de la libertad de las personas que colaboran en la buena marcha de la empresa.
· Respecto al actuar, destacaríamos la importancia de no separa la persona de su acción. La persona muestra lo que es al actuar y se enriquece o empobrece según la calidad ética de lo que hace.
Hoy en ida se suele separar persona y acción en la vida diaria de las organizaciones, cuando los objetivos a alcanzar que se proponen son desorbitados y exclusivamente económicos (muchas veces forzados por una excesiva ambición o por presión de unas expectativas creadas en mercados financieros que poco tiene que ver con la realidad de la empresa y de sus colaboradores).
Se empobrece y debilita la realidad personal cuando se fijan objetivos pensando únicamente en incrementar el valor añadido para el accionista. A parte de que conduce a un claro reduccionismo económico, la organización pierde un sin fin de oportunidades y posibilidades al no considerar la riqueza inagotable de las personas que colaboran con ella (seres dotados de dignidad y de un permanente desarrollo).
· Al igual que el lenguaje y la comunicación son clave para la convivencia y el desarrollo entre personas, en las empresas se debe favorecer un clima adecuado para que la comunicación fluya de una manera eficaz y promueva el enriquecimiento personal de sus colaboradores.
Se debe comunicar de modo amplio y veraz la información financiera y operativa relevante a toda la organización. Uno se ve mas involucrado, en aquello que conoce bien y de una manera veraz y le permite tomar decisiones mas adecuadas y coherentes con la realidad de las cosas.
· El trabajo contribuye a mejorar la sociedad en la que vivimos, te inserta de lleno en el ámbito de las relaciones interpersonales que todos necesitamos y nos ofrece los medios materiales para mantener la familia. Sin olvidarnos del enriquecimiento personal y diario que experimentamos al poner en funcionamiento todas nuestras facultades en el que hacer diario.
· Se debe contribuir a que el trabajo que realizamos tenga el mayor sentido posible, tanto para el bien de los demás (integrar demandas sociales en la actitud empresarial) como para convertirse en un camino de reciprocidad y donación a lo transcendente.
Dignidad personal y eficiencia. El camino hacia la Rentabilidad Personal.
Cuando uno es tratado con dignidad y recibe unos dones o recursos, siente la responsabilidad y necesidad de ponerlos a producir para alcanzar la eficacia deseada.
Esta puesta en marcha de los dones o recursos se realiza con respeto (sin desperdiciarlos ni despilfarrarlos) y orientada a la consecución de un fin alcanzable (eficacia). Estos dones o recursos, si que son medios para alcanzar un fin, y como son limitados hay que utilizarlos con prudencia y acierto (definición de eficiencia)
Este es el camino para alcanzar la rentabilidad en nuestras acciones: uso adecuado de unos recursos/dones limitados (eficiencia) para la consecución de un fin determinado (eficacia) dentro de un ámbito de respeto y promoción de la dignidad humana.
Para que la búsqueda de esta rentabilidad este orientada hacia la auténtica realidad de las cosas y al bien de todas ellas, es necesario que nos fijemos en un fin bueno (eficacia buena) y utilicemos los dones o recursos adecuados como medios y no como fines (eficiencia adecuada)No hay que olvidar que el autentico fin de las empresas u organizaciones humanas no es ganar dinero, sino lograr el desarrollo personal de todas las personas que en ellas participan. Ser rentables en términos económicos (ganar dinero) es un medio necesario para que la empresa subsista en el tiempo y pueda seguir ofreciendo en el futuro un trabajo digno acorde con el desarrollo de las personas ( Rentabilidad Personal).
Joaquin Abellanas, responsable Seguros Empresa Ibercaja