Muchos así lo consideran.
The Economist llegaba a afirmar que los gestores RSC eran directivos acomplejados e irresponsables que habían olvidado cuál era su único objetivo: la creación de valor para el accionista.
Otros ven en la RSC a “espíritus bienintencionados, sospechosos de no entender el capitalismo” cuando no la herramienta con la que algunos activistas pretenden crear una economía socialista global.
Pero sin lugar a dudas el argumento más extendido es aquel que identifica filantropía con responsabilidad social corporativa.
En cualquier caso, como afirma Ramón Pueyo “lo paradójico del asunto es que The Economist choca de plano con lo que los mercados de capitales comienzan a practicar. Y con lo que algunos de los mayores inversores institucionales del mundo entienden. Lo que nos llevaría a concluir que entiende que el mercado se está equivocando. El mundo al revés”.
Frente a la concepción marketiniana de la RSC, su esencia destila una nueva forma de dirigir y gestionar empresas basada en las expectativas que sobre su comportamiento tienen sus diferentes grupos de interés y que, según la Fundación Ecología y Desarrollo, se caracteriza por:
- la formalización de políticas y sistemas de gestión en los ámbitos económico, social y medioambiental
- la transparencia informativa respecto de los resultados alcanzados en tales ámbitos
- el escrutinio externo de los mismos.
Frente a la concepción marketiniana de la RSC, su esencia destila una nueva forma de dirigir y gestionar empresas basada en las expectativas que sobre su comportamiento tienen sus diferentes grupos de interés y que, según la Fundación Ecología y Desarrollo, se caracteriza por:
- la formalización de políticas y sistemas de gestión en los ámbitos económico, social y medioambiental
- la transparencia informativa respecto de los resultados alcanzados en tales ámbitos
- el escrutinio externo de los mismos.
La originalidad de la RSC se basa en que no es el Estado el principal valedor de su aplicación práctica si no la propia sociedad mediante los mercados de producto (consumo responsable), financieros (inversión socialmente responsable -ISR-) o laborales (como forma de atraer y retener el capital humano).