Estamos en épocas de vacas flacas.
Nadie lo duda.
Los fastos y los oropeles han quedado atrás.
Es tiempo de recortes, de lloro y crujir de dientes.
Pero hay cosas en las que no se puede recortar.
Cercenar cualquier posibilidad de desarrollo de las personas es un planteamiento miope, irracional y cobarde.
Más aún si hablamos de discapacitados.
Nadie lo duda.
Los fastos y los oropeles han quedado atrás.
Es tiempo de recortes, de lloro y crujir de dientes.
Pero hay cosas en las que no se puede recortar.
Cercenar cualquier posibilidad de desarrollo de las personas es un planteamiento miope, irracional y cobarde.
Más aún si hablamos de discapacitados.